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jueves, 21 de agosto de 2008

¿LA RE-REELECCIÓN TAMBIÉN INCLUYE A LOS “URIBITOS”?

Aurelio Suárez Montoya, La Tarde, Pereira, 19 de agosto de 2008

Después de la entrega a la Registraduría de cinco y medio millones de firmas por parte del Comité Promotor del Referendo para modificar la Constitución hacia la reelección presidencial por más de un periodo consecutivo (o sea indefinidamente), muchos – con sobrada razón- se preguntan por las implicaciones que en términos del balance de poderes podrá tener esa reforma; de las secuelas para la aplicación de las más mínimas normas que soportan la “democracia” y de la vigencia plena de los derechos fundamentales de los ciudadanos en un esquema de poder que se asimila a la tiranía.

La tiranía es definida desde la República de Platón como el gobierno de una sola persona y que -como dice Sócrates- está acompañada de “aduladores y hacen todo lo posible por servirles. Y si algo necesitan, ellos mismos se arrastran a los pies de quien sea y se atreven a cubrir todas las apariencias en calidad de parientes”. ¿No es eso lo que en Colombia se agrupa bajo el común denominador de “uribitos”?. Quienes, por ejemplo, asumieron el cabildeo, según acusaciones de los propios inculpados por cohecho, en el episodio de la primera reelección; o quienes, desatendiendo los sectores económicos y sociales a su cargo con innumerables dificultades, se abrazan a temas ajenos a ellos para suplir al Principal; o quienes en el área de las obras públicas se han dedicado a crear una plutocracia de contratistas, validos de toda clase de ventajas contractuales, mientras el resto de las vías se derrumba y el transporte se desenvuelve en el caos. De esto surge una pregunta obvia. ¿ También se trata de re-reelegir a los uribitos”?

¿Después del 2010 estarán vigentes los “uribitos” que han hecho desastres en las áreas de bienestar social a su cargo? ¿Los que reestructuraron los hospitales a punta de tomas militares y de la fuerza pública? ¿También quienes han tornado en tragedia social el pago mismo de los aportes que los ciudadanos deben hacer para gozar de un mínimo de protección en salud? ¿Veremos indefinidamente en sus cargos a quienes -“de cara al país”- no se sonrojan para falsear frente a un cuestionamiento cierto y recurrir a toda clase de patrañas verbales para salir de apuros momentáneos?

¿Seguirán reinando en Colombia los “uribitos” que se pueden dar el lujo de desoír por más de tres semanas a los camioneros, sin importarles los costos que ello traiga a la población, simplemente por ejercitar un “pulso” que reitere sus poderes omnímodos? ¿Hasta cuándo esos “uribitos”, que a los peajes los llaman “sociales” y obligatorios, en tanto justifican los más de $1,8 billones recién entregados a un puñado de concesionarios, mediante prórrogas y adiciones a sus jugosos contratos, por tratarse de “proyectos estratégicos?

¿Continuarán los “uribitos”, que sin consideración alguna y de manera abusiva, se toman por horas los canales oficiales de televisión para denigrar de los lecheros, para ofender a los sectores sociales que están por fuera de su interés de “formalizar” la cadena láctea, de confundir y de mentir sin escrúpulos, para imponer sus decretos aunque en el país no exista todavía la infraestructura industrial suficiente para absorber los volúmenes de leche que se entregarán a un oligopolio?¿ Sobrevivirán esos funcionarios cuando, por falta de oferta, los colombianos han tenido que pagar un 12% más en un año por los alimentos?¿ Se re-reelegirán los “uribitos” que han lanzado a su suerte a medio millón de familias productoras de café, que transan su producto a pérdida?¿ Se impondrán, aunque sus tesis de “sembrar uchuva por trigo” hayan sido derrotadas por la crisis alimenticia de cereales y oleaginosas?

Mientras el Referendo avanza con el silencio cómplice de su primer beneficiario y las propuestas reformatorias de la Justicia y de la Política, adecuándolas a los contextos tiránicos, se aprueban a “pupitrazo”, incluyendo el voto de los que se librarán de cargos a través de ellas, hay que pensar que la re-reelección no sólo será la del Tirano, ese “protector, a quien se procura alimentar y hacer poderoso”, sino, ante todo, la implantación de un modo de gobierno, el de “los uribitos”.