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viernes, 23 de enero de 2009

LOS INCONFESABLES MOTIVOS DE UNA CONDECORACIÓN

Aurelio Suárez Montoya, Bogotá, enero 20 de 2009

Cuando Kennedy renovó en 1963 la premiación a civiles con la Medalla Presidencial de la Libertad, definió que era para quienes hubieran hecho “meritorias contribuciones a la seguridad, o a los intereses nacionales de Estados Unidos, o la paz del mundo, o a la cultura u otras acciones significativas públicas y privadas”.

No extraña que entre los receptores de la misma estén Harry Truman, quien estableció esta medalla, o Eisenhower. El primero ordenó tirar la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, y, el segundo, dirigió la ofensiva estadounidense en Europa en la Segunda Guerra Mundial y creó la doctrina de “represalias” nucleares en la Guerra Fría.

Es evidente que se trata de reales tutores de los “intereses y la seguridad” de USA. Lo mismo puede decirse de los militares Schwarzkopf y Powell, jefes de la operación “tormenta del desierto” desde Kuwait, la primera ofensiva contra Irak; o Robert McNamara, secretario de Defensa durante la guerra de Vietnam; o de Dean Rusk, secretario de Estado en el conflicto en el sudeste asiático. Para ser más laxos se entiende que, por iguales razones, se debía colgar la “Medal of Freedom” a Henry Ford II o a Lawrence y David Rockefeller o al neoliberal Milton Friedman, inclusive a Charlon Heston, más por su devoción a la Sociedad Americana del Rifle que por sus pesadas actuaciones cinematográficas en las producciones de Cecil B. de Mille.

Al hablar de méritos en cuanto a ayudar a la paz mundial, es entendible que se encuentren entre los distinguidos a Nelson Mandela, el líder surafricano contra el apartheid; la Madre Teresa de Calcuta, reconocida por su labor altruista por décadas a favor de sectores muy pobres en India; o Martin Luther King Jr., cuya sola mención rinde reconocimiento a la defensa de los derechos civiles. Si se habla de cultura norteamericana caben, Tennessee Williams, periodista y novelista exitoso; John Steinbeck, Premio Nobel de Literatura; y actores como Gregory Peck o Frank Sinatra, “la voz”. Jacques Costeau o John Kenneth Galbraith.

A estas alturas, cualquiera podría preguntar: ¿Por qué entonces Bush le dio esa medalla a Uribe? Ni siquiera por su apoyo a la invasión a Irak; no fue nada su mensaje de apoyo frente a las numerosas tropas remitidas por el británico Blair y Howard de Australia. Tampoco por sus aportes a la paz mundial, bastaría recordar la violación al territorio ecuatoriano; los mal llamados “falsos positivos”; la parapolítica; la incorporación de civiles al conflicto armado para concluir que no puede ser por dicha razón. Ni menos por sus tributos a la cultura. El recorte de las transferencias fiscales a la educación, los atropellos contra la universidad pública, el papel de cenicienta presupuestal de la cultura, que recibe un peso por cada 118 que se gastan en seguridad y defensa y apenas representan el 0,05% del PIB, son argumentos en contra. Definitivamente no son las letras ni las artes las que indujeron a George W.

No queda sino una, muy rara. Un presidente de un país ajeno premiado por haber servido muy bien a los intereses de otro, de Colombia para Estados Unidos, así como Truman, Eisenhower o McNamara. Y hay antecedentes, como las frases de Bush el 22 de julio en la Casa Blanca, “El presidente Uribe ha hecho todo lo que le hemos pedido que haga, y más”, a la sazón de una fementida celebración del día del grito de la independencia, complementadas con otras relacionadas con fumigaciones con glifosato y demás bárbaras acciones adelantadas a nombre de la “lucha anti-drogas”: “ha cumplido con todas las peticiones hechas por el Gobierno de Estados Unidos”.

Son muchos quienes se conducen con plena obediencia al Tío Sam y no han recibido la tal medalla. Es de sospechar otras razones de más peso. ¿Puede asimilarse el colgandejo al escapulario de la Virgen del Carmen para prevenir “el fuego eterno" y sobre todo si procediera del nuevo gobierno norteamericano? Uribe se expresó sobre Obama así en plena campaña electoral: “El candidato demócrata es joven y tiene poca experiencia. De todas formas, yo no creo que Estados Unidos esté preparado para un presidente de color. Pienso que va a ganar el republicano McCain, quien para nosotros representa la continuidad de las relaciones políticas y comerciales”. (La Republicca de Italia, el 11 de julio de 2008, citado por Constanza Vieira).
Bush sale y Uribe se queda con la medalla y las botas tejanas, recibidas en el Rancho Crawford; ¿Le alcanzarán para continuar inmune y sobreprotegido? Está por verse, a lo mejor sí y a lo mejor no; ahí está una de las claves de política colombiana en el futuro próximo.

lunes, 19 de enero de 2009

El espejismo y las falacias del TLC

mylkar D. Acosta M, El Periódico, Bogotá, enero 18 de 2009
Tomado de http://www.recalca.org.co

No faltarán los agoreros del desastre, quienes vaticinarán las peores desgracias para este país a falta de la aprobación del TLC con los Estados Unidos. Pero, no hay tal, a la prueba está que no sólo hemos podido sobrevivir a estos dos años largos de espera de su aprobación sin que la economía colombiana sucumba, sino que sin él la economía ha tenido un desempeño envidiable.

A contrario sensu, quienes como México lo tienen han crecido muy por debajo de Colombia y están ahora más expuestos a los devastadores efectos de la crisis financiera, precisamente por su más estrecha dependencia de la economía americana. Vale la pena resaltar cómo al término del primer año de vigencia del TLC entre los EEUU y los países de Centroamérica y República Dominicana (CAFTA), el balance fue más beneficioso para los Estados Unidos que para su contraparte. De un saldo en rojo pasó a tener uno superavitario y no es para menos, habida cuenta que mientras El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua exportaron a los EEUU 1.43% más, los EEUU les exportó un 18% más.

Para quienes ponían en duda el costo fiscal que le puede llegar a representar al país, es el propio Departamento de Comercio de los Estados Unidos quien se encarga de proporcionarnos la prueba reina para disipársela. Pues bien, basta ingresar a su página web y en la parte superior derecha se resalta un contador que reporta cada décima de segundo la cuantía de los impuestos causados por el ingreso de sus exportaciones al mercado colombiano. Es una especie de “taxímetro”.

En efecto, hasta el día 19 de noviembre a las 2:38 de la tarde, después de 729 días contados a partir de la firma del TLC, los Estados Unidos habían cancelado por concepto de pago de aranceles la suma de 1.375´184.386 dólares. Es decir, que los estimativos que hizo el entonces Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla sobre el hueco fiscal que se abriría con el TLC, de US $300 millones anual, más que se duplicarían. Sería inimaginable la crisis fiscal a la que se vería abocado el país, que sigue arrastrando un déficit del gobierno central superior al 3% del PIB, máxime ahora cuando el país se encamina hacia un déficit mayor merced al impacto de la crisis global.

Podemos, entonces, concluir que lo mejor es lo que sucede, que, como dice el adagio popular no hay mal que por bien no venga; gracias a Dios el Congreso de los Estados Unidos no ha aprobado dicho tratado. Ello le permite al país apretar el paso para dotarse mejor en materia de infraestructura y logística, robustecer su aparto productivo, elevar su competitividad y diversificar su oferta exportadora, así como también sus mercados externos, para prepararse y así lograr una mayor y mejor inserción en el mercado global. No hay tiempo que perder, la urgencia de ejecutar la Agenda interna para la productividad y la competitividad, no depende de la aprobación o no del TLC con los EEUU, es la apuesta por una Colombia moderna, competitiva e incluyente.

EN RECHAZO A LOS ATAQUES ISRAELÍES A LA FRANJA DE GAZA

Declaración, Senador Jorge Enrique Robledo

El ejército israelí, en una acción violatoria de todos los principios democráticos, lanzó una cruel agresión sobre la población palestina en la franja de Gaza. La acción militar arroja tres centenares de muertos, miles de heridos y la destrucción de la infraestructura física y gubernamental de la zona.

La acción israelí, realizada con el pretexto de detener el lanzamiento de cohetes por parte de la organización Hamas sobre su territorio, es la más sangrienta desde 1967, cuando cercenaron el territorio palestino condenando a este pueblo a vivir como refugiados en su propio país.

Durante décadas Israel se ha negado a reconocer el Estado Palestino, practica una política de exterminio sobre esa población y últimamente somete a Gaza a un bloqueo total. El 4 de noviembre Israel declaró rota la tregua que mantenía una precaria estabilidad en la zona mientras se buscaban acuerdos negociados.

Estados Unidos dio apoyo al ataque israelí al no pedir el cese de los bombardeos sino que este no llegara a la población, cosa imposible en esta densa región. Los palestinos en toda la zona están haciendo manifestaciones de protesta mientras que el ejército israelí se prepara para una nueva incursión con sus tropas en la zona.

No hay que olvidar que la miseria y el desarraigo al que se ha sometido a la población palestina son la raíz de la inestabilidad en la zona y un arreglo duradero es improbable mientras esta causa no sea solucionada. Expreso toda mi solidaridad con el pueblo palestino y hago un llamado al colombiano para que repudie y condene, al igual que lo están haciendo distintos sectores de la opinión mundial, el brutal ataque.