La declaración final, suscrita por ochenta y siete organizaciones nacionales y de todo el continente, además de hacer una crítica severa a la acción del BID como promotora de concentración de la riqueza, de expansión de la pobreza, del aumento de la dependencia, de la depredación ambiental y el desplazamiento, entre otras secuelas negativas, y plantea un conjunto de exigencias y propuestas que van desde sanción a los responsables de esas políticas, el reconocimiento del carácter de deudor del BID, la realización de auditorías a los créditos, la restitución de derechos conculcados y el reconocimiento de indemnizaciones, entre otras.
De la misma manera, la DECLARACIÓN DE MEDELLÍN, plantea la necesidad de una nueva estructura financiera para apalancar el desarrollo, de forma que se sustituya el BID por entidades en las que las decisiones sean tomadas por los países considerados en pié de igualdad y no de acuerdo al número de acciones que posean, y que tengan en el centro de su operación la economía al servicio de la mayoría de los seres humanos y de la naturaleza, y no a la inversa como es hoy.
El pronunciamiento final de la ASAMBLEA DE LOS PUEBLOS, que será publicado junto con las memorias del evento, exige también una nueva forma de relación entre los países, de tal manera que estas se basen en el respeto mutuo y el beneficio recíproco, y un nuevo modelo de desarrollo fundado en la soberanía, la democracia y el concepto ancestral de las comunidades indígenas del “buen vivir”.
Las organizaciones participantes y que suscribieron la declaración, han profundizado su unidad, han logrado un enriquecedor intercambio de conocimientos y opiniones, y han reafirmado también el compromiso de redoblar esfuerzos para el logro de una sociedad equitativa, justa, democrática y respetuosa con la naturaleza.
En los cinco foros, el académico, el de acreedores, y los tres populares, y en los talleres temáticos se inscribieron y participaron dos mil personas de manera directa, y fueron seguidos por internet, por cerca de mil setecientas más. En la marcha de la tarde del jueves 26, que fue disuelta de manera arbitraria por la policía al llegar al Parque de Berrío, participaron más de siete mil ciudadanos y ciudadanas de todas las condiciones sociales. La suma de participantes de esta manera se supera ampliamente los diez mil, cifra que supera los cálculos de los organizadores, y demuestra el interés de la ciudadanía por conocer la opinión de quienes consideran que no hay nada que festejar cincuenta años despúas de iniciadas las actividades del Banco Interamericano de Desarrollo.
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